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Jesús contituyó la Iglesia para ayudar a cada miembro a encontrar su don, perfeccionarlo y ponerlo al servicio de la extensión del Reino de Dios.
Nuestra pasión es Dios. Conocerle más, amarle más y servirle mejor dándolo a conocer a otros en cada oportunidad que El nos presenta, es nuestro estilo de vida.
Basamos nuestra vida como Iglesia en dos enseñanzas capitales de Nuestro Señor Jesucristo: El Gran Mandamiento y la Gran Comisión. De allí se derivan nuestros cinco propósitos:
Es lo que El busca. Adoradores en espíritu y verdad.
Somos El Cuerpo de Cristo. Él la Cabeza. Cada miembro del cuerpo está llamado a trabajar en armonía con todos lo demás.
Como fundamento de un verdadero discípulo. Los hijos se crían de uno en uno. Individualmente.
Él es nuestro ejemplo de siervo, en el lugar y entorno donde Dios nos tiene y para sus propósitos.
La iglesia existe para anunciar el amor y plan de salvación de Dios.
Siguiendo la línea del tiempo que dio origen a Palabra Viva:
Palabra Viva nace de la Comunidad Cristina de Cedritos, ésta de la Iglesia Cruzada Cristiana de Pasadena, ésta de la Iglesia Cruzada Cristiana de Santa Isabel, y ésta de Iglesia Cruzada Mundial de Carlos T.Studd en Inglaterra a través del Misionero Patricio Symes, quien llegó a radicarse en Colombia en 1933.
Mientras vamos evangelizando, vamos llevando a cada uno de nuestros miembros a la plena madurez como discípulos de Cristo, desarrollando sus dones a fin de que Dios lo pueda usar para la extensión de su reino en el lugar del mundo donde él lo necesite.
Cada miembro de Palabra Viva, con sus dones dados por Dios, debe ser un órgano productivo dentro del cuerpo de Cristo, coordinado con los demás.
Serán la fuente principal de ingreso de nuevos creyentes, del descubrimiento, desarrollo e implementación de dones.
Será la herramienta principal en la formación de discípulos.
Centro de capacitación de ligeres en habilidades practicas.
Es el centro de formación de carácter y capacitación en tres áreas: doctrinal, Ministerial y extensión de la obra de Dios.
Jesús contituyó la Iglesia para ayudar a cada miembro a encontrar su don, perfeccionarlo y ponerlo al servicio de la extensión del Reino de Dios.